El realismo mágico sigue estando de moda en la literatura latinoamericana
El realismo mágico es una corriente literaria que se inicia a mediados del siglo XX y cuya máxima expresión se da en la década del sesenta y el setenta con el llamado “Boom literario”. Los principales referentes de este movimiento fueron: Alejo Carpentier, de Cuba; Juan Rulfo, de México; Gabriel García Márquez, de Colombia (premio Nobel de Literatura); Mario Vargas Llosa, de Perú (premio Nobel); Carlos Fuentes, de México; Julio Cortázar, de Argentina. Los tres primeros fueron considerados por los críticos como los padres del realismo mágico. Estos autores han dado un vuelco inesperado a la forma de contar historias, causando una verdadera revolución creativa, en donde, lo místico y lo fantástico se van a fusionar de manera perfecta con la realidad. Pero aún hoy, estos elementos mágicos o maravillosos continúan siendo, sin lugar a dudas, un salvoconducto importante en los escritores latinos a la hora de narrar. Lo mágico y lo fantástico llega y se instala con tanta naturalidad que es imposible no incluirlos dentro del texto o la historia que se está contando dado que la vida misma en los pueblos de América Latina son realmente mágicos. Entonces, es difícil para el narrador no respetar esa realidad de todo lo que ha visto, vivido o escuchado: “Hoy me desperté muy temprano y fui al aljibe a sacar agua y me encontré con un gentecito de ojos saltones dentro del pozo. Él me miraba y se corría para que el balde pudiera cargarse. Yo le agradecí ese gesto y le dije: Hola gentecito, te puedes quedar todo el tiempo que quieras, solo déjame sacar el agua.” (Relato de María Romero, Goya Ctes, enero de 2015)
De modo que, lo mágico, ya no es algo extraordinario o fuera de lo común, está tan naturalizado, tan incorporado en su gente y en su forma de vida, que a veces forma parte de su cotidianidad doméstica.
El realismo mágico es la transgresión de la realidad por un hecho fantástico, que obliga al escritor a narrar lo mágico con cara de piedra, así nadie duda de la verosimilitud de lo que se está contando. El autor enreda a sus personajes en la vida y la muerte, a veces de manera irónica, grotesca y hasta trágica, en donde sobreabunda la exageración. Estos son algunas de las herramientas propias de este estilo literario que no ha dejado de tener lectores en el mundo entero.
Actualmente la escritora chilena Isabel Allende, autora de La casa de los espíritus; la nicaragüense Gioconda Beli, autora de La mujer habitada; Laura Esquivel, autora de Como agua para chocolate entre otras, son continuadoras de este movimiento literario que no para de cosechar lectores en todo el mundo.